La historia de Salewa se remonta al año 1935, cuando su fundador Josef Liebhart, el director de la cooperativa de guarnicioneros y tapiceros de Munich, Alemania, fundó la filial para productos de cuero y guarnición. Dedicándose principalmente a la confección de cintas de cuero para caballos y carruajes.
Fue en 1955 cuando Salewa lanza al mercado su primera mochila que cambiaría el rumbo de la empresa en torno a los deportes de montaña. Con el desarrollo y producción del crampón clásico, ligero y ajustable y el tornillo tubular para hielo, el estándar en la actualidad, que Salewa se convirtió en un pionero internacional en innovaciones de deportes de montaña.
La sede central, inaugurada en 2011 en Bolzano, Italia, anunciaba lo que ahora culmina con el nuevo lanzamiento de la marca a nivel mundial y que representa los valores esenciales de la empresa: diseño, herencia alpina y excelencia en la práctica. “Tirol del Sur no es sólo la ubicación de la marca, sino también su hogar. Aquí se puede experimentar el deporte de montaña en todas sus vertientes, fomentar el diálogo con escaladores profesionales, rescatistas y especialistas durante el proceso de desarrollo de cada nuevo producto”. Hoy, Salewa es una de las marcas del Grupo Oberalp, junto con Dynafit, Wild Country, Pomoca y Evolv.
“Desde siempre hemos perseguido el mismo objetivo: inspirar a las personas a practicar deportes de montaña. Las montañas son mucho más que un nuevo gimnasio al aire libre. Las montañas son lugares de anhelo que permiten salir de la rutina, reponerse, cambiar de perspectiva, ampliar los propios límites y experimentar intensamente la amistad y el compañerismo. Para nosotros se trata, en definitiva, de la vida simple en las montañas: de brindar a las pequeñas cosas el valor que merecen. La reducción a lo absolutamente esencial”.
En el Grupo Oberalp se crean productos para gente que ama las montañas de manera responsable. No sólo se vincula con el producto físico que compras, sino también con todo lo que éste implica: Las condiciones de trabajo, el bienestar de las comunidades locales en las que trabajan, y el impacto que tienen en los animales, naturaleza y montaña. Es por esto, que todos sus proveedores deben respetar su código de conducta, que determina las normas básicas para garantizar un espacio de trabajo ético y seguro. Cada año la organización profesional Fair Wear Foundation comprueba que van por un buen camino.
Están comprometidos con el diseño de productos sostenibles y progresivos, reduciendo continuamente los residuos y asegurándose de que las telas se utilicen de manera eficiente.